Lloré, solo por ella lloré, sólo.
Porque la amé, la amo y la amaré.
Sólo en una lúgubre y vacía habitación,
Días pasajeros y noches sin fin, esperé,
Y al final, solo su partida encontré.
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Lloré, tres o cuatro lágrmias derramé,
Incertidumbre, miedo y zozobra, sentí,
Al escucharla, indiferente, déspota y arrogante,
El peor instante, el mas melancólico de mi vida viví.
Como un moribundo, tremoroso en su agonía,
Mis días junto a ella, en mi mente recorrí.
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Lloré, tres o cuatro lágrimas derramé,
Cada una de ellas, llena de mis ilusiones con ella,
De un amor que iba desde la Tierra a Plutón,
De noches fascinantes, de luceros y estrellas,
De amaneceres llenos de sentimiento, un idilio,
Todo junto a esa, mi niña mujer, la mas bella.
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Lloré, solo por ella lloré, sólo.
Dijo que no sabía del bien o del mal,
Lloré y por una palabra de aliento rogué,
El frío, la distancia y el silencio me respondieron,
Y de su abandono, olvido y desamor me enteré.
Ya sin consuelo, abatido, resignado, solo lloré.
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Lloré, y sin motivo ni inspiración, late el corazón,
Me persiguen la lluvia, las nubes, no el sol,
Una fuerte y alentadora brisa, mitiga el dolor,
Lloré y aún sigo cantando, aquella su canción.
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Jonathan Camilo Diaz Vanegas
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"Dios guía mi camino." J.C. Díaz